Mensajepor Lord British » 26 Jun 2014, 11:29
Lo de los vinilos, pues depende del "oido" de quien escucha.
está comprobado queun vinilo suena mejor que el CD. El problema básico (aunque no el único) de los CD es un error de tiempo en la lectura de los datos denominado jitter (…). En un cedé la música está codificada como una secuencia de 1 y 0. Un pasaje de una sinfonia puede ser algo así: 110001110011100. Pero resulta que el cedé no lo lee todo seguido sino que lo lee de un modo similar a éste: 110…001…11001…1100 (los puntos suspensivos son pausas). Esa pausa, ese error de tiempo es el jitter. La reproducción por lo tanto no es idéntica a la original. Si a esto añadimos el hecho de que la tasa de bits y la frecuencia de muestreo sólo llegan a 16 bits y 44,1 KHz, nos percatamos de que en realidad tenemos un soporte que no es tan bueno como a primera vista parece.
Y espues esta la frecuencia de respuesta que admite que suele ser entre 20 y 20.000 en un vinilo, con lo cual lo que quede por debajo y por encima de esas frecuencias no se escucha, cosa que no ocurre en los CD... (Ojo que no todos los humanos alcanzan ese limite de frecuencias)
El disco de vinilo, acumula polvo en las ranuras, con lo cual pierde calidad y por eso se escucha esos molestos chisporroteo, con lo cual pierde calidad, pero vamos que un CD, tambien se raya, con lo cual estamos en las mismas. Ademas tambien esta el problema de la aguja que va desgastando el disco, cosa que no ocurre con el CD.
Y seguro que os a pasado, la grabacion de un Cd puede arruinarse con sólo dejarlo guardado en un armario, mientras que un vinilo, no. CD mios nuevos que no les he usado durante un par de años, ya no funcionan, vinilos de los años 50 y 60 funcionan perfectamente.
La teoría Neil Young
El responsable del sello Acuarela, Jesús Llorente, apela a la subjetividad para defender la superioridad sonora del vinilo. Es la «teoría Neil Young»:
«(…) En un Time Out de agosto, (…) se incluía la llamada teoría Neil Young. El ilustre autor norteamericano piensa que, como el cedé tiene un formato digital -no es música como tal, sino sonido dispuesto en forma de códigos binarios-, podemos advertir absolutamente todos los detalles de una canción la primera vez que la escuchamos.
Y, como nada se esconde a la sensibilidad del oído, el cerebro no se siente impulsado a poner el cedé por segunda vez. «En realidad, no estás escuchando música -añadía-, sino códigos y dígitos, tonos y frecuencias que recrean el sonido de la música».
(…) Hay una forma de probar esto: ponemos un vinilo de 180 gramos, y un cedé del mismo título. En una primera escucha, tenemos la impresión de que el cedé suena mejor, tal es su brillantez y claridad; poco a poco, en segundas y terceras audiciones, las preferencias se igualan, pero, al final de la sesión, un vinilo produce una menor sensación de cansancio o saturación. El sonido orgánico de un acetato es más natural (…) El sonido de un disco de vinilo es analógico desde la fuente hasta la salida; no experimenta cambios de onda decisivos en un buen equipo. La información sonora de un disco compacto es en cambio, digital. Al salir se debe convertir nuevamente en analógica y, para ello, ha de reducir las curvas originarias de sonido a 0 y 1, con lo que se pierden matices. Quizás sea esa la razón por la que Sony/Philips lanzó la idea del reproductor de CD Super Audio, con el reclamo de que el sonido poseería “la misma calidez del vinilo”»
Errores digitales
En un artículo de Fernando Moraleda. Aunque es un poco extenso y técnico, creo que merece la pena.
«El sonido digital del cedé es peor que el sonido analógico en ciertos aspectos de una importancia clave para conseguir en la escucha, lo que suele denominarse, naturalidad, calidez, ambiente, resolución en microdetalles, etc. Resumiendo, “musicalidad”. (…) no es el disco cedé lo que esta “mal”, sino el “idioma” (formato) en que se “escriben” los datos, por lo que bastaría mejorar el “idioma” para aumentar las prestaciones del cedé. (…) ¿Por qué el sonido digital no es todo lo satisfactorio que se esperaba?.
Estas deficiencias del audio digital se han venido llamando Error de Muestreo, que tiene que ver con la respuesta en frecuencia y por tanto con los armónicos y el timbre de los sonidos, Error de Cuantificación, relacionado con la resolución y causante de distorsión. Además del jitter que se refiere a la sincronización de todo el “tinglado”.
Empecemos por el error de cuantificación. En un sistema digital el valor de la distorsión es constante con el nivel de la señal, lo que significa que el porcentaje es inversamente proporcional al tamaño (amplitud) de la señal, mientras que en un sistema analógico el valor absoluto de la distorsión no es constante con la amplitud, de forma que el porcentaje es prácticamente constante con el tamaño de la señal. Este es el principal “talón de Aquiles” de cualquier sistema digital. Debido a esto es por lo que suele afirmarse que ningún sistema de audio digital sonará jamás mejor que su equivalente analógico.
Por tanto cuando la señal es muy pequeña, tendremos unos porcentajes de distorsión muy elevados, lo que provoca, a diferencia del analógico, que la señal en cuestión sea irreconocible. Para disminuir esta distorsión, hay que saber que un bit más de resolución, equivale a reducirla a la mitad. (…) Lo que nos lleva a considerar cual es la cuantificación mínima ideal (…) Se han llegado a establecer unos valores más o menos aceptados en la industria, (…) que traducido al audio digital significa 20 bits de resolución como mínimo frente a los 16 del cedé. Con estos 20 bits se (…) situaría a los sistemas digitales globalmente por encima de cualquier medio analógico existente a nivel doméstico e igualaría, posiblemente, a los profesionales.
Pero el cedé también tiene dificultades debidas a una escasa frecuencia de muestreo. La reconstrucción de la forma de una onda, en la codificación digital del cedé es algo parecido a querer definir gráficamente una circunferencia con solo tres puntos unidos por rectas, el resultado obvio es un triángulo no una circunferencia. Para aproximarse a dicha circunferencia hace falta una cantidad mínima de puntos que podría ser de 8 (octógono), para una reproducción minimamente aceptable. Esto equivale, en el cedé a aumentar la frecuencia de muestreo (…) Son necesarias un mínimo de 8 muestras por ciclo, es decir, 160 000 muestras por segundo. El cuádruple del cedé.
Además de lo explicado hasta ahora, no hay que olvidar un problema que es común a todos los sistemas de transmisión digital, y que se llama jitter, que es una desincronización del flujo de datos digitales.
La acción combinada de estos defectos (…) produce lo que se ha dado en llamar, “sonido digital”, con los atributos de: frío, sin alma, metálico, agresivo, áspero, etcétera. Me atrevería a decir, aún a costa de ser subjetivo, que el error de cuantificación causa la desaparición de los detalles más sutiles de la música (los de más débil amplitud, y por tanto afectados por la distorsión), que proporcionan esa sensación de ambiente y alma en la interpretación.
Por otro lado el error de muestreo es el culpable de cierta uniformidad “metálica” de los timbres altos y posiblemente también de la falta de calidez de las frecuencias bajas. Y por último los aspectos relacionados con la aspereza y agresividad tienen, siempre según mi opinión personal, su origen en el jitter y la acción conjunta de los otros dos. (…) Con todo esto, queda claro que un sistema capaz de superar estas deficiencias debería disponer de un margen dinámico de 120 dB o más y una banda pasante de 80.000 hertzios o más.
Es esperanzador que los nuevos formatos en liza para sustituir al cedé cumplen sobradamente estas especificaciones. Falta por ver cual de los sistemas (SACD y DVD-A) consigue implantarse. Al respecto es interesante señalar una ligera ventaja del SACD en cuanto a la naturalidad de su sonido, referenciada por algunos expertos internacionales. Aunque se trata de diferencias mínimas, ya que por contra, el DVD-A compensa el tema de la distorsión con una mayor resolución de amplitud (de 24 bits, mientras que la del SACD equivale a 20 bits).»
Asi que cada uno saque sus conclusiones, pero no olvidemos que el primer sistema envolvente fue desarrollado en los 70 con los discos quadrafonicos (dos frontales y dos traseros). y hasta la llegada del home cinema a los hogares muchos ni siquieran sabian que existia.