Ya puedo programar !!! - [1ª parte]
Publicado: 21 Mar 2013, 16:15
[GAME-BOX]
La verdad es que no recuerdo muy bien cuando empezó todo, pero lo que si que tengo claro es el cómo.
Debía ser sobre el año 1980/81 cuando ante la imposibilidad de que mis padres me compraran una consola, o ni tan solo una Game&Watch, que mataba el tiempo fabricándome las mías con cajas de galletas o incluso con las cajas de los equipos del “Subbuteo”, que eran perfectas por su forma alargada y estrecha.
Con unas tijeras abría un agujero rectangular en la zona que había decidido que iría la pantalla. Mi carpesano tenía unos separadores de plástico de colores transparente. Recortaba un trozo, lo enganchaba con pegamento “imedio” y ya tenía la pantalla hecha. A partir de aquí podía hacer dos cosas: máquina eléctrica o mecánica. La eléctrica consistía en bombillas, pulsadores y pilas. Los enemigos eran bombillas intermitentes y mi nave eran bombillas fijas. Las mecánicas consistían en láminas de cartón con el juego dibujado y con una tira con mi nave dibujada podía recorrer la pantalla. ¡¡¡Tenía modelos con juegos intercambiables!!!
No nos engañemos, la única diversión consistía en hacerse los juegos.
[LA CALCULADORA]
Pero un día, de repente, encontré abandonada en un cajón una calculadora de LED rojos. No la había visto nunca y nunca había tocado una. Simplemente hacía las operaciones básicas. Fuera como fuera, me la agencié con el consentimiento de mi padre.
Lo que pasó esa pobre calculadora solo yo lo sé.
En un principio aproveche para hacer cálculos, pero poco a poco le fui pillando el truquillo. Vi que tenía un conmutador que según como lo ponía hacía que los dígitos aparecieran mal en pantalla. A partir de aquí podía hacer “dibujos”.
Más adelante saqué una tapa que únicamente cubría la zona de las teclas. Observé que debajo de cada tecla había una lámina metálica ligeramente curvada hacia arriba. Cogí un trozo de cartulina, dibujé las teclas y con cola blanca en los extremos cubrí las teclas.
Un año más tarde descubrí que un tal “Sinclair” me copió el sistema en su ordenador ZX-81. Ignoro como lo hizo porque la calculadora no salió de casa.
Aprovechando que la calculadora tenía un LED que se encendía al meter un número en la memoria, y una rayita al lado para indicar el signo del resultado, aproveché para “programar” juegos de marcianos y demás.
En una pequeña libretita apuntaba los “programas” que hacía para esa computadora.
Algo de informática debía haber visto por algún lado porque se puede apreciar que en los listados aparece el comando “PRINT”.
Todavía conservo esta libretita porque sin lugar a dudas, en ella están mis primeros “programas”.
A base de torturarla, la calculadora murió.
Me encantaría recordar su marca.
[CARPESANITO]
Poco después, aún sin ordenador en mi propiedad, aproveché un pequeño carpesano que tenía y lo usé para almacenar listados de distintos sistemas, que normalmente sacaba de la revista “El Ordenador Personal” (debía ser ya el 1983) para tenerlos guardados y poderlos teclear en algún sitio donde pudiera tocar uno. Supongo que en El Corte Inglés.
Hasta metí un curso de lenguaje FORTH.
Viéndolo ahora, está claro que debí usar un BIC naranja, que escribe fino, porque con el BIC cristal, que escribe normal no lo habría podido hacer.
Continuará...
La verdad es que no recuerdo muy bien cuando empezó todo, pero lo que si que tengo claro es el cómo.
Debía ser sobre el año 1980/81 cuando ante la imposibilidad de que mis padres me compraran una consola, o ni tan solo una Game&Watch, que mataba el tiempo fabricándome las mías con cajas de galletas o incluso con las cajas de los equipos del “Subbuteo”, que eran perfectas por su forma alargada y estrecha.
Con unas tijeras abría un agujero rectangular en la zona que había decidido que iría la pantalla. Mi carpesano tenía unos separadores de plástico de colores transparente. Recortaba un trozo, lo enganchaba con pegamento “imedio” y ya tenía la pantalla hecha. A partir de aquí podía hacer dos cosas: máquina eléctrica o mecánica. La eléctrica consistía en bombillas, pulsadores y pilas. Los enemigos eran bombillas intermitentes y mi nave eran bombillas fijas. Las mecánicas consistían en láminas de cartón con el juego dibujado y con una tira con mi nave dibujada podía recorrer la pantalla. ¡¡¡Tenía modelos con juegos intercambiables!!!
No nos engañemos, la única diversión consistía en hacerse los juegos.
[LA CALCULADORA]
Pero un día, de repente, encontré abandonada en un cajón una calculadora de LED rojos. No la había visto nunca y nunca había tocado una. Simplemente hacía las operaciones básicas. Fuera como fuera, me la agencié con el consentimiento de mi padre.
Lo que pasó esa pobre calculadora solo yo lo sé.
En un principio aproveche para hacer cálculos, pero poco a poco le fui pillando el truquillo. Vi que tenía un conmutador que según como lo ponía hacía que los dígitos aparecieran mal en pantalla. A partir de aquí podía hacer “dibujos”.
Más adelante saqué una tapa que únicamente cubría la zona de las teclas. Observé que debajo de cada tecla había una lámina metálica ligeramente curvada hacia arriba. Cogí un trozo de cartulina, dibujé las teclas y con cola blanca en los extremos cubrí las teclas.
Un año más tarde descubrí que un tal “Sinclair” me copió el sistema en su ordenador ZX-81. Ignoro como lo hizo porque la calculadora no salió de casa.
Aprovechando que la calculadora tenía un LED que se encendía al meter un número en la memoria, y una rayita al lado para indicar el signo del resultado, aproveché para “programar” juegos de marcianos y demás.
En una pequeña libretita apuntaba los “programas” que hacía para esa computadora.
Algo de informática debía haber visto por algún lado porque se puede apreciar que en los listados aparece el comando “PRINT”.
Todavía conservo esta libretita porque sin lugar a dudas, en ella están mis primeros “programas”.
A base de torturarla, la calculadora murió.
Me encantaría recordar su marca.
[CARPESANITO]
Poco después, aún sin ordenador en mi propiedad, aproveché un pequeño carpesano que tenía y lo usé para almacenar listados de distintos sistemas, que normalmente sacaba de la revista “El Ordenador Personal” (debía ser ya el 1983) para tenerlos guardados y poderlos teclear en algún sitio donde pudiera tocar uno. Supongo que en El Corte Inglés.
Hasta metí un curso de lenguaje FORTH.
Viéndolo ahora, está claro que debí usar un BIC naranja, que escribe fino, porque con el BIC cristal, que escribe normal no lo habría podido hacer.
Continuará...